Las motos son probablemente los vehículos de combustión interna más divertidos de conducir que hay en la carretera. La sensación de velocidad, la potencia entre las piernas, deslizarte por el pavimento a escasos centímetros del asfalto, el viento en tu cara mientras aceleras…
Pero las motos son una espada de doble filo: son mucho más peligrosas que un coche diseñado a proteger a sus tripulantes. Con cuidado se pueden minimizar los riesgos, pero es importante ser consciente de no adquirir malos hábitos para poder aumentar nuestras posibilidades de supervivencia en la jungla del asfalto. Aquí te dejamos unos consejos para asegurar que te mantengas mucho tiempo rodando:
Gira la cabeza
Puede parecer evidente, pero tenemos una idea mucho más realista de nuestro entorno si lo vemos a través de nuestros ojos en vez del retrovisor. Un rápido giro de la cabeza antes de realizar una maniobra nos permite percibir nuestro alrededor fiablemente y nos puede evitar algún susto.
No te fíes de los semáforos
Aunque sea el semáforo por el que pasas a diario, no te lo saltes bajo ningún concepto y asume que un conductor se puede saltar el suyo en cualquier momento. Recuerda que en la mente de muchos «ámbar» significa «correr más»; y que, frente a un coche, tenemos todas las de perder.
Usa los dos frenos
Normalmente, tendemos a pensar que si tocamos el freno delantero, la rueda puede deslizar y perder completamente la estabilidad mientras que si usamos el trasero y derrapamos de atrás, es bastante mas controlable.
La realidad es que el freno que mas frena es siempre el delantero. Esto se debe a que durante la frenada, el reparto de pesos haga que entre el 70 y el 80 % del peso se vaya al eje delantero (un piloto profesional puede llegar incluso a levantar la rueda trasera). De esta manera, el freno trasero trasero nada mas tocarlo desliza mientras que el delantero nos puede proporcionar mucha mas potencia de frenado.
Nunca quites uno o dos dedos del freno, recuerda que a 100 km/h un segundo son 28 metros de diferencia, y estos metros pueden significar la diferencia entre un choque o no.
Entrar demasiado rápido en las curvas
La mayor causa de accidentes en carreteras reviradas es entrar demasiado rápido. Es más rápido y eficaz entrar despacio para salir más rápido que intentar reducir la velocidad dentro de una curva, en vez de antes. Siempre es mejor pasarte frenando que de velocidad y entrar en el carril contrario (por donde puede venir un coche de frente) o salirte a la cuneta.
Mira a donde quieres ir
La moto irá siempre a donde diriges la mirada. En las curvas busca tu trazado y la salida de ella. Céntrate en la solución y no en el problema, así que busca siempre una salida frente a cualquier obstáculo.
Que se la jueguen otros
Al estar en una intersección, es mejor dejar que sean los demás quienes inicien las maniobras de incorporación. Aprovecha las pantallas que generan los coches en sus maniobras y úsalos de escudo, sin miramientos.
No te relajes
Estar habituado a algo, como montar en moto, hace que nuestro cerebro le quite la importancia que tiene realmente. Es un mecanismo de defensa evolutiva, pero es algo muy real que no debe tomarse a la ligera. Cuando estés parado en un carril, intenta que sea más a un lado que en el centro y siempre con los ojos en los retrovisores, por si viene alguien detrás.
Practica tu movimiento
En primer lugar, tienes que estar cómodo con tu postura sobre la moto. Hay que practicar los movimientos a baja velocidad, un párking es idóneo para esto: comprueba cómo responde tu moto en bajas velocidades a los cambios en el peso y en el manillar. También intenta practicar el eslalon rápidamente y conocerás mejor tus límites y los de tu moto.
Por supuesto, hay muchos más consejos para una conducción segura. ¿Nos hemos dejado alguno importante en el tintero? Escríbelo en los comentarios o pásate por el taller para hablarlo con nosotros.
Y ten cuidado en la carretera.
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